abril 01, 2012

Entre el romance y el thriller

¿Los fabulosos Baker Boys? Torres y Julieta Zylberberg, su pareja en la ficción

Clarín / Argentina
Alejandro Montiel viene del cine independiente. Pertenece al grupo que ganó el premio a la mejor película argentina en el BAFICI 2007 por UPA! Una película argentina y después codirigió varias películas pequeñas como Las hermanas L y 8 semanas.
Extraños en la noche es la primera película de ficción que dirige en solitario y también la primera que coproduce una productora grande como Patagonik.
El guión de Montiel cuenta la historia de Martín y Sol, una pareja de músicos que sobrevive tocando en fiestas y cree ser testigo de un crimen en el piso de arriba de su departamento. Una mezcla de comedia romántica y thriller. Julieta Zylberberg (Agosto en teatro, Los únicos en TV) interpreta a Sol. Ella es la más interesada en investigar el misterio y además tiene un secreto: está embarazada. “A Julieta la conocía de ver trabajos de ella, desde muy chiquitita, y siempre me pareció una mujer talentosa, con mucho carisma”, elogia Diego.
¿Si tuve dudas porque el director venía del cine independiente? No, al contrario. Me gusta que la concepción no venga de un área estrictamente comercial. Sabiendo igual que el fin de la película es que la vea mucha gente. Y me gustó ese mundo medio woodyallenesco.


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Diego Torres:" Deseaba volver a ser actor"

Protagoniza “Extraños en la noche”, con Julieta Zylberberg. Interpreta a un músico en la comedia romántica, con apuntes de thriller, que se estrena el jueves. Aquí, habla del filme, de su necesidad de volver a sentirse actor, y de su próxima gira que lo llevará, como músico, por primera vez a Londres y a París.


Clarín / Argentina
“¿Quieren tomar algo?”, ofrece entre risas Diego Torres y señala una mesa con café y sanguchitos. Las risas son porque acaba de llegar y ya todos están comiendo alguna cosa: asistentes, prensa, gente que anda por ahí. El salón del hotel Sheraton es sobrio y sólo lo adornan dos afiches enormes de Extraños en la noche, película que protagoniza junto a Julieta Zylberberg y que se estrena el jueves. Dentro de un rato empieza la conferencia de prensa. Ahora Diego pide un café con leche y se dispone a charlar con Clarín .

Hacía 9 años que no hacías cine. ¿Qué te atrajo de este proyecto?
Me gustaba el hecho de interpretar a un músico, cuando yo nunca quise interpretar a un músico. Pero de esta manera sí, porque esta película habla del mundo de la música, pero mi personaje está parado en otra vereda, haciendo música clásica.
Incluso un personaje que tiene prejuicios con la música que hacés vos.
Exactamente, eso me resultaba atractivo. Son personajes que conozco, entonces preparé el personaje hablando con algunos de ellos.
¿Fue como una venganza?
No, al contrario. Hay mucha relación entre el pop y lo clásico, armónicamente. Aunque parezca raro. Lo clásico es lo clásico y es la fuente de inspiración para todo.
Pero tu personaje no piensa eso...
Martín es un músico clásico con todo el romanticismo que concierne a este tipo de músicos: amante de su piano, de su sinfonía, de su estudio con el instrumento, pero con muchas imposibilidades para salir adelante en un género que es muy complicado. Entonces tiene sus miedos, sus temores, sus prejuicios, sus anhelos, y ciertas trabas... Los prejuicios son trabas que nosotros nos ponemos.
¿Vos sos víctima de los prejuicios ajenos? Algunos te criticaron por tu homenaje a Spinetta en Viña del Mar...
Ese es un prejuicio un poco zonzo argentino. Así estamos como estamos en muchos aspectos. Lo más importante de esto es que yo volví de Chile y toda la familia de Spinetta había visto el homenaje. Dante Spinetta me llamó para agradecerme. Y aquél que es más ortodoxo, que a través de esta nota entienda que la música es música, y que la mejor manera de homenajearlo al Flaco es en diferentes escenarios, diferentes artistas, diferentes géneros. Y volvemos a la película: eso es una cosa que me gusta, que rompe con los prejuicios, que yo mismo aparezco diciendo no, yo no compongo canciones pop. Eso es lo que a veces admiro de los gringos. Cuando fui a cantar a Nueva York a fin de año, los ponen a Justin Bieber y a Carlos Santana.

El recuerdo es de su presentación en la tradicional fiesta de Año Nuevo en Times Square, donde tocó también Lady Gaga y el hiphopero Cee Lo Green, a quien más ganas tenía de ver. Diego Torres fue el único representante de Latinoamérica -además del ya universal Santana- y ahora mientras toma su café con leche recuerda esa noche de hace tres meses y la mezcla de artistas que desafiaba las categorías y los preconceptos.

“Todo el prejuicio que existe sobre Justin Bieber, pobre pibe -reflexiona, aunque enseguida se corrige-. En realidad le va de puta madre, y toca la batería; tiene pasta de músico, inquietudes. Se ha encontrado con el éxito muy temprano, eso es muy difícil de llevar adelante.”
¿Y qué significó para vos participar de ese espectáculo?
Fue muy simbólico. Para mí significó mucho porque tuve un hermano que vivió diez años ahí, viajé de chico mucho, laburé de mozo, andaba con mi bicicleta aprendiendo inglés. Tenía 17 o 18 años, fui en unas vacaciones y mi cuñada me dijo “Vos no podés estar acá al pedo”, y no sé cómo, aparecí con una corbatita de mozo en un restorán. Hoy agradezco profundamente esa experiencia porque me dio responsabilidad, me gané unos mangos, me pude comprar las cositas que yo quería, y me dio una experiencia, imaginate... Y ahí descubrí que esa música que yo tenía adentro, porque era un idioma en mi casa, era lo que yo quería. Y pude ver a Frank Sinatra en el Radio City, pude ver la gira de Bad de Michael Jackson, pude ver al funkero Clinton, pude ver a Gene Hackman, Glenn Close y Richard Dreyfuss haciendo teatro...
Y volver después de tantos años, de tantos kilómetros, a Nueva York, a esa fiesta tan emblemática organizada por los gringos, que le den un mínimo espacio a un artista latino, fue muy simbólico para mí.
¿Es difícil para un argentino llegar a ese lugar?
Sí. Los argentinos nos empezamos a dar cuenta de lo difícil que es para nosotros en estos últimos años proyectar nuestra música afuera. Lo que hizo en primer momento Gardel. Yo soy muy admirador de Gardel como cantor, como artista y como hombre. Era un tipo que se tomaba aviones de mierda, filmó con la Paramount, cantaba acá y cantaba allá, y se iba en barco a Europa.

El año pasado no sólo volvió a Nueva York convertido en otra persona, también volvió a encontrarse con Adrián Suar y Fabián Vena, sus compañeros de La banda del Golden Rocket, en un capítulo de Los únicos. Y ahora también: Suar produce la película y Fabián Vena interpreta a un manager y productor de bandas que usa tapado de piel y tiene una asistente japonesa.

Fue una vuelta, un viejazo, ¿no? -se ríe-. Cuando nos volvimos a reencontrar aquella vez fue lindísimo. Tres amigos que se encuentran después de muchos kilómetros y recorridos en otra instancia de la vida. Y nos disfrutamos muchísimo. Era tan buena la energía que había entre nosotros ese día de filmación... Y con Fabián intercambiamos mucho, porque me decía “Vos conocés a estos personajes”, y le decía “Sí, los conozco bastante”, y juntos íbamos condimentando cosas.
¿Qué cosas?
Cosas de cómo se manejan estos managers, cómo hablan, desde qué lugar proponen. Porque el personaje de él no es un garca, es un tipo como muchos managers, su placer pasa por hacer proyectos. Eso es más importante que el dinero que puedan ganar. Pero son egos... Ahí le pusimos un chistecito, tiene una asistente japonesa y hace unas llamadas por teléfono delante de mí, le fuimos agregando un montón de condimentos que están buenos.

Diego Torres no sólo aportó detalles del mundo de la industria de la música: también compuso un tema original para la película, Nuevo día . Porque aunque diga que “deseaba volver a ser actor”, su carrera con la música ha ido tan lejos que inevitablemente toma protagonismo. No sólo participó de los festejos en Times Square, ahora empieza una gira que lo llevará a Londres y a París por primera vez.

“Para mí toda esa vuelta es como volver a empezar, está bueno -confiesa-. Es agarrar el ego, dejarlo en un lugar, y volver a tener el desafio de conquista. Tener espíritu de trabajo y de conquista, si querés llevar tu música afuera y no quedarte cómodo donde te va bien y donde la gente te adula y te abraza. A muchos artistas les pasa. Entonces está bueno decir yo voy, voy a buscar la jugada. Es como el fútbol, si vos no tenés ánimo de correr, el centro nunca va a llegar, o cuando llegue no vas a estar para cabecear.”
¿Sos tan optimista y feliz como parece?
Soy un tipo con sentido del humor, pero también profundamente nostálgico, con sus tristezas, soy muy porteño, muy tanguero en ese sentido. Y algunas canciones reflejan esa tristeza y esa nostalgia. Pasa que a lo mejor el éxito de Color esperanza... Me causa gracia cuando me embanderan con el optimista, porque realmente soy muy tanguero, pero bueno, si la gente disfruta mis canciones y le hacen bien y uno transmite buena energía, buenísimo. Pero está bueno aclarar que no hay alegrías sin tristezas y no hay tristezas sin alegrías, y que uno es un ying y un yang y lo más difícil es encontrar el equilibrio entre ambas cosas.


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