El cantante con “alma peruana” Diego Torres ofreció ironía, humor negro y lo mejor
de su repertorio en el fabuloso concierto que ofreció ayer / Foto: La República.pe
de su repertorio en el fabuloso concierto que ofreció ayer / Foto: La República.pe
María Pía Barrientos / El Comercio.pe / Perú
Chiquito pero poderoso, así es Diego Torres, quien al treparse al escenario se vuelve grande, inmenso. Así lo vio Lima en su concierto; hecho un gigante. A punta de dosis industriales de carisma y buena onda, el argentino cantó y encantó por casi tres horas, alocando a sus devotas fans, enamorando a las escépticas y demostrando que eso de “pequeño, pero rendidor” (cual sachet de champú) es más que cierto. Diego celebró su cumpleaños como siempre soñó; cantando. Mejor dicho; cantándonos. Habían pasado 3 años desde la última vez, ya era tiempo de volver a pintarse la cara color esperanza.
Eran las 9:36 p.m., cerca de 7.000 personas aguardaban expectantes en la explanada del Jockey Club. De pronto apareció el chico esperanza, ese que ya cumplió 40 años, aquel argentino sencillo que de no ser músico seguro habría sido comediante, y de los buenos. Era hora de subirse a la montaña rusa de los sentimientos. Con un puñado de bromas, desparpajo, sentimentalismo y sus más conocidos temas bajo el brazo (estuvieron todos), Torres hizo pasar a sus fans de la risa al llanto, de la locura colectiva a la paz, del dolor al júbilo.
Con un ajustadísimo pantalón pitillo, el músico salió decidido a matar, a alocar y a encandilar. Luego de soltar tres temas pertenecientes a su último albúm (“Distinto”, el cual venía a promocionar), Torres dio inició la cháchara. “Qué hermosa tierra es el Perú. Gracias por bañarse y por peinarse y si no lo hicieron, lo disimulan muy bien. Gracias y bienvenidos”, dijo haciendo gala de ese carisma con el que cautivó a miles durante todo el concierto.
El 9 de marzo había cumplido los 40 años, pero igual aprovechó su show (un día después de su santo) para celebrar como en fiesta patronal. El público aprovechó para cantarle el “Happy Birthday” de rigor, Diego se emocionó con el gesto y avivó los cánticos.
Los ausentes
Sin embargo, no todos estuvieron para saludarlo y para presenciar cómo, poco a poco, Torres se iba metiendo a Lima al bolsillo. No todos lo vieron. “Esta es una canción (“La aventura del mar”, tema principal de la película “El delfín”) que hice con un amigo y el hijo de p*** no está acá (...) La hicimos un día tomados de la mano”, comentó el cantante refiriéndose a Gian Marco Zignago, quién a pesar de haber sido invitado al concierto, no pudo estar junto a Torres en el escenario debido a que estaba de viaje.
Luego, el argentino se sentó en el piano. Era hora de tocar las fibras más sensibles de nuestro loco corazón. “Esta canción la escribí cuando murió mi madre. El año pasado fue muy duro. Se cerró un ciclo: murió mi padre, que era como un pilar”, dijo un Torres que por un momento dejó las bromas de lado, que se puso serio, que se abrió. Esta frase dio pase a la canción “Tal vez”. Mientras el argentino cantaba, un collage de enternecedoras fotos familiares del artista se mostraba en la pantalla. Así el cantante nos mostró a su risueño papá, a su madre, a su familia. Nos mostro parte de su vida. El público vibró.
Jackson vuelve
La atmósfera volvió a mutar. Era hora de homenajear al rey, a Michael Jackson. Tres bailarines ingresaron al escenario, dando cátedra de lo que es moverse. La música ya había comenzado. Luego el argentino reapareció, se había cambiado de ropa (aunque seguía con el mismo pantalón pegadísimo).
El cantante interpretó los temas “The way you make me feel” y “Beat it”. Pero un momento. Algo extraño ocurría. La gente no se paraba de su asiento. Parecía atornillada a él. Torres cantó “Penélope”. El público no se paró. Cantó “La última noche. Nada. Cantó “Usted”. El público seguía sentado. ¿Qué tendría que hacer el artista para que la gente se ponga en pie?
A lo Maradona
El ex de Angie Cepeda procedió a sacar la artillería pesada. “Tengan cuidando que cuando uno se focaliza mucho en sus sueños, se hacen realidad”, dijo con gracia. Al segundo empezó a cantar “Sueños”. El público seguía sentado. Era hora de dar la estocada final.
Sin hacer ninguna pausa, el artista procedió a cantar la esperadísima “Color esperanza”. El auditorio por fin se doblegó a sus encantos y se puso de pie.
La ovación no tardó en llegar. El extasis musical ya había tocado el Jockey Club. La gente, como siempre, quería más. Diego se fue. La gente empezó a gritar. Mismo Maradona en sus mejores tiempos, la gente empezó a corear: “Olé, olé, olé, Diego, Diego”.
Por supuesto que el Diego regresó para complacer a la fanaticada. Torres regaló unos 20 minutos más de concierto, cantó 3 canciones y se dio el tiempo de presentar a toda su banda.
Blackberry en mano, este tuitero asiduo fotografió a los asistentes sin parar. “Qué lindo. Estoy muy feliz de estar acá después de tantos años. Son un público maravilloso. Fue un placer haber cumplido aquí mis 40 años”, sentenció el pequeño gigante musical. Era hora de decir adiós. Nos dejó una promesa: no dejaría pasar tantos años para volver.
Ve un fragmento de su show en Lima: No alcanzan las flores, Esto es lo que soy y Alguien la vio partir.
http://elcomercio.pe/espectaculos/725940/noticia-diego-torres-celebro-sus-40-anos-lo-grande-su-concierto-lima
No hay comentarios:
Publicar un comentario