mayo 05, 2010

Diego Torres: con un soplo de aire nuevo

Diego Torres editó ayer su nuevo CD, "Distinto", con diez temas nuevos en los que se rodeó de grandes músicos. Todo, pasado por un filtro de simpleza para cambiar algo.

Foto: Clasos
Eduardo Slusarczuk / Clarín.com
Quiero darle algo distinto a la gente. Transitar por lugares por los que no lo había hecho, sin quedar atado a fórmulas que garantizan un buen resultado." Así anticipaba Diego Torres su nuevo CD, que desde ayer está a la venta en disquerías y en su sitio oficial. Y vale reconocer que algo de eso hay en Distinto, que llega para cortar casi un lustro sin novedades discográficas en la carrera del cantante.
Con las guitarras mucho más al frente que en el pasado y una base tan precisa como potente, la flamante producción del autor de Color esperanza se aleja del pop latino para coquetear con un sonido más rockero y anglo. Más allá de que su sello propio esté ahí, en cada una de las diez canciones que componen el álbum. En las letras, y en la manera de decirlas.
Entonces, quizás uno de los mayores aciertos del artista esté en la elección de Rafa Arcaute, (Luis Alberto Spinetta, Calle 13, Fito Páez y Emmanuel Horvilleur, entre otros) como socio para la producción de su nuevo material.
Y, luego, en la convocatoria de músicos de enorme oficio a la hora de sumar en función de equipo. Así, la batería de Lee Levin y las guitarras de Dan Warner encuentran diferentes colores según se combinen con los bajos de Guillermo Vadalá, Francisco Fatorusso o Mariano Domínguez y las guitarras de Gonzalo Aloras o el Polaco Wengrovsky. Lo mismo que sucede en tanto sean Claudio Cardone o el propio Arcaute quienes aporten los arreglos de cuerdas, con un tratamiento que le pone un soplo de aire nuevo al sonido Torres.
Apoyado en esa estructura, el cantante va de canciones en tiempo de pop-rock como Mi corazón se fue, Guapa y Esto es lo que soy a baladas como En un segundo y No alcanzan las flores. Entre ambos extremos, una balada ligera (Mirar atrás) con la andaluza Mala Rodríguez rapeando, o un folk-rock con confesa influencia de la oleada de autores al estilo de Jack Jonhson, Jason Mraz o Jamie Cullum, y un tema country, con Kevin Johansen agregando frases en inglés, sobre un más que interesante trabajo de teclados.
Todo, pasado a través de un filtro de simpleza que, al fin de cuentas, esquiva de modo saludable aspiraciones literarias de dudosa consistencia. Tres botones de muestra: "Quisiera saber de qué lado está Dios, y de qué lado estoy yo, si al final somos lo mismo", se pregunta en En un segundo. "Difícil que algo cambie si no hay ganas de cambiar", plantea el El mundo sigue igual. Y dispara, directo, que "no alcanzan las flores para pedir perdón", en la canción que lleva la frase por título. Una más: "Siempre se levanta el sol cuando no queda nada", cierra Torres, optimista, junto a Yotuel, de Orishas. Distinto. Pero el mismo.

http://www.clarin.com/diario/2010/05/05/um/m-02191293.htm

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