Foto: Oscar Ponce / crossover agency
Bejamín Gáfaro / Complot Magazine / Argentina
Comparte su nombre de pila con una de las figuras mundiales más controversiales del fútbol argentino. Pero no es por allí de donde provienen sus influencias. Sus raíces artísticas son consanguíneas: hijo de un entorno donde la música era parte fundamental de la composición familiar, teniendo como madre a la legendaria cantante y actriz Lolita Torres, icono del espectáculo argentino de la década del 50 y del 60. “Desde pequeño me gustaba acompañar a mi madre a sus presentaciones, si podía también estar presente en sus giras, lo estaba”.
Los sueños musicales de su adolescencia se materializaron con la banda La Marca: junto a Fabian Vena y Adrian Suar, Diego se montaba en los escenarios, viviendo por primera vez lo que siempre había visto hacer a su madre. Tres años después la banda se desintegraba, pero a él no le faltaría mucho tiempo para juntar su primer nombre y su segundo apellido en un disco debut en solitario, Diego Torres (1992), y consolidarse como un nuevo icono de la cultura popular argentina y latinoamericana.
Así vendrían los discos Tratar de estar mejor (1994), Luna nueva (1997), Tal cual es (1999), Un mundo diferente (2001) y Andando (2006). Casi veinte años de carrera artística con canciones emblemáticas de la balada pop latinoamericana como No lo soñé, La última noche, Tratar de estar mejor y Color esperanza, tonadas que, además, le han otorgado un sello de optimismo en sus composiciones, difundiendo la idea del “se puede” entre sus seguidores: “Me reconforta cuando la gente se acerca y menciona que alguno de mis temas les ha ayudado a pasar momentos difíciles. Realmente eso me llena de alegría”.
Quizás el ímpetu esperanzador de sus canciones se deba a su manera de apreciar la vida desde los acontecimientos cotidianos y sencillos: “Las inspiraciones y los temas a veces uno los descubre en los lugares menos pensados, en mi caso los encuentro en cosas sencillas de la vida, desde los nacimientos de mis sobrinos, reuniones en familia o historias con amigos”.
Un optimismo nunca opacado, ni siquiera ante la pérdida de sus seres más cercanos (su madre en el año 2002 y su padre el pasado 24 de de agosto). “El tiempo me ayudará a seguir adelante”. Y así, andando siempre sin mirar atrás, emprenderá la gira mundial de su última producción discográfica Distinto (2010), un nuevo desafío en su carrera artística: “Es una etapa de cambios, estoy con una nueva compañía discográfica, Universal Music, afrontando todos los retos que vengan. Estoy muy contento de poder estar recorriendo y llevando mi música de nuevo a muchos países”.
Se trata de un disco donde Torres explora otros horizontes, como autor y compositor, buscando nuevos ritmos y arreglos. Un trabajo de reinvención que cuenta con colaboraciones de artistas como Kevin Johansen, la Mala Rodríguez y Yotuel, aportando sonidos de neofolk, neocountry, trip hop y hip hop al álbum. “Me gusta asumir riesgos y desafíos, y hasta ahora ha valido la pena, porque hemos tenido una buena recepción de Distinto por parte del público”.
Ese impulso vital para asumir riegos se corresponde con una vida en donde no es capaz de enumerar y clasificar sus más grandes momentos: “Es que son muchos los que me han tocado”.
Desde su niñez, cuando acompañaba a su madre en sus giras y la observaba sobre el escenario. En 1995, cuando fue el único artista latinoamericano convocado para participar en el disco Serrat, eres único, homenaje al cantautor y poeta catalán, interpretando una reconocida versión del tema Penélope. Cuando cantó para Juan Pablo II en compañía de su padre. El nacimiento de sus sobrinos. Su colaboración junto a Mercedes Sosa... En fin, una vida remarcada por las buenas noticias. Por eso, a pesar de distinto, la esperanza prevalece en la esencia de todos sus temas.
Me gusta
El amor. El deporte. La playa. La música. Leer. Comer. Recibir amigos o a mi familia en casa. Cantar.
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La mentira. La envidia. La violencia. El mal humor. Las armas. La desprolijidad. La falta de responsabilidad.
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